"(...) Ya nadie ni nada podría herirla. Puede que la verdadera felicidad esté en la convicción de que se ha perdido irremediablemente la felicidad. Entonces empezamos a movernos por la vida sin esperanzas ni miedos, capaces de gozar por fin todos los pequeños goces, que son los más perdurables".
Marìa Luisa Bombal.
Empiezo con esto porque simplemente me rindo, y es que ya no hay nada màs que hacer. Desde ahora me entrego a lo qe no pueda suceder.
Escupo cada una de mis palabras en hojas qe nunca habràn de ser leìdas y exprimo cada sentimiento hasta d e s a h a p a r e z e r.
Me niego a toda autogestiòn sentimental. Me niego a abrir nuevamente mi ventana.
Y mi cama se niega a volver a clamar por un olor que ya no ha de posarse màs en ella.
¡Nunca màs!