lunes, mayo 7

De pronto.


Cuando llegué me sorprendí de darme cuenta de que no muchas cosas habían cambiado, y que al parecer el tiempo en mi ausencia pasó leeento en Santiago y resto de Chile. Hoy, después de 2 meses de haber vuelto del extremo del mundo puedo afirmar que, en efecto, hartas cuestiones cambiaron.
En mi casa de pronto se les ocurrió que la mercadería la comprarían en cantidades extremas una vez cada 2 meses y medio, y que a lo menos 2 veces al mes tenían que ir a comer a un nuevo restaurant de gastronomía extranjera. De pronto, mi opinión en temas decorísticos del hogar valía hongo, y mi hermana se hizo cargo de todas las decisiones respecto al tema. Ahora, ya no era yo la que se desangraba por los gatitos, sino que mi hermana es el pobre miembro del hogar que es capaz de no comprarse zapatos nuevos con tal de pagar el tratamiento del pobre Eloy anémico. Ahora, ya no soy yo la ejemplar hermana mayor que estudiaba y estudiaba hasta reventar, sino que soy la barsa que se dio un semestre sabático en el extranjero y recorrió el mundo a costa de sus padres. 
De pronto todo está patas pa' arriba.
Un mall en plena cumbre de una de las ciudades más bonita de Chile. Un costanera norte que tiene la cagá entre los vecinos del barrio alto. Un puente que se cae arriba de los Mercedenz que pasan por Av.Manquehue.  Una construcción de un tal proyecto Bicentenario en pleno JGM. 
Un presidente que tiene enferma a más de la mitad de una país.
¿qué onda?


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