martes, diciembre 15

Change


Tengo apretado el pecho, mucho calor y desesperación.
Estoy cagá de miedo.
Mi cuerpo es un transporte a mis emociones, mi mente no cambia el switch, mis manos tiemblan, me duele la guata y mis ojos ven siempre la misma imagen: a ti.
Creo qe la vida cambió desde ahora.
La noche se vuelve insoportable, el día es solo para dormir.
Tengo pánico.
No sé perdonar.
No sé olvidar.
Nada es más triste que la decepción. Nada volverá a ser como fue.

viernes, octubre 23

In comunicación



un demonio ha escupido en la sopa nada es como debe ser nada suena bien nada produce alegría o calor todo es triste aburrido sombrío todas las cuerdas están desafinadas todos los colores falseados


se por qué es así ha vuelto el temor el miedo de las pesadillas infantiles de los cuentos del destino de los colegiales el temor el acoso de lo inalterable la melancolía el tedio ¡que horrible tener que levantarse mañana volver a comer volver a vivir!



domingo, enero 25

Una muerte inesperada




está tan rica la noche, como fría, y me dan ganas de ponerme un pijama calientito, tomarme un té bien dulce y ponerme a ver una película bacán, para después quedarme dormida leyendo un libro bien triste. pero igual estoy en puros calzones, escuchando those dancing days y escribiendo lo que me gustaría hacer pero que no hago.

en fin, vine acá solo para registrar que ayer casi me atropellan y ha sido uno de los sustos más grandes de mi vida ( después de el ataque de piedras de los wanderinos en valparaíso ), no sé en que mierda estaba pensando, y lo más raro aún es que las veces que he contado el gran suceso, siempre digo que crucé corriendo porque el semáforo de peatones iba a dar rojo, pero en realidad eso es falso, porque ya estaba en rojo. yo creo qe el culpable de todo fue ese maldito taxi estacionado y los tres autos que le seguían, ya que me hicieron pensar qe el semáforo de autos ya iba a dar rojo, y por eso crucé corriendo; y bueno, derrepente llegó el auto asesino, el blanco asesino, que en una maniobra extraordinaria ( y unas pulentas llantas ) frenó haciendo un ruido estruendoso que hizo que todo el perímetro nos mirara horrorizados. claro, su semáforo estaba en naranjo, por lo que aceleró intentando alcanzar cruzar; pero no contó con que dos voladitos que ni se dignaron en mirar hacia los lados cruzaran corriendo como si la calle fuera suya.
es increíble, pero lo de las películas es cierto, eso típico de cuando alguien va a ser atropellado y el de atrás grita un "nooooooo", y el futuro atropellado se detiene en plena calle y mira al asesino sobre ruedas, lo que hace que sea atropellado instantáneamente, y uno dice "pero qé estúpido, película tenís que ser". pero así nos pasó a nosotros, claro que alcanzamosa cruzar y después detenernos como estúpidos, mientras un olor a quemado proveniente de las llantas y un humo invadía la calle. fue como si la punta del auto rozara nuestros talones, cosa de segundos.
aún no locreo, y cuando me acuerdo me da una cosita en la guatita.

es que en realidad no quiero morir atropellada, además, justo, pero justo ahora no tengo ganas.








sábado, enero 10

Everyday



Me gusta mirar a la gente y a los perros, debe ser porque cada vez que lo hago me pongo triste, y además, porque atraviesan mi cabeza miles de ideas locas y a la vez fugaces, que me dan un poquito de esperanza y optimismo para seguir haciéndolo y creer que alguna vez todo lo que mire me alegrará. Hoy en Los Héroes, me di cuenta que eso nunca podrá ocurrir, que nunca podremos estar todos contentos, que siempre habrá alguien a quien aquella felicidad no podrá cubrir, porque siempre siempre habrá algo por lo que ser infeliz, ¿cómo no?, y entonces qué hacer, esa es mi pregunta, qué es el mundo sino un nido de almas infelices tratando de sobrellevar una vida, ¿no buscamos la felicidad? ¿cuál es el fin? Miro y miro y no veo respuestas en ninguna de esas caras cansadas, perdidas sin rumbo alguno, caras entregadas a la rutina como si todo estuviera escrito y fuera el vil destino el causante de su miseria, como si nada pudiera cambiar. Yo creo que si, que si se puede cambiar, pero cómo hacerlo si veo al del lado muriendo en su vacío, ahogándose en su sin sentido? Es difícil, podría partir por el de al lado, al primero que veo cada mañana aferrado a su rutina, a ése hombre que al no saber que la vida es más que trabajar para darle lo que necesita a su familia, pierde lo escondido que hay detrás del vivir cada día. Pero, pero, pero... ¿qué hago? el hastío de la vida me lo impide, me transformo en parte de su rutina y no soy nada más que otro de sus hitos en su ya repetido camino.

¿Qué hacer cuando todo absolutamente todo te parece miserable? Tu papá, el vecino, la abuelita sentada en la calle, los perros de la calle, el chofer de la micro, tu amigo, el vendedor, el del asiento de al lado, tu hermano, tu tío, tu abuela, tu mamá, tu profesora, el señor de la micro, la señora del supermercado, la niña del restorant, la cajera, el cartero, la promotora, el obrero, el gatito de la esquina, la señora que cose, el abuelito del hospital el señor de los autos, el ciego del paseo ahumada, la señora del banco, etc, etc.

Me sumo en mis ideas fantaseosas y me encierro en el mundo utópico de que algún día se realizarán todas mis ideas locas y ya no fugaces; un día lanzaré una piedra para quebrar todas las vitrinas del mundo, para que así todos los pájaros puedan volar, volar y volar, sin rumbo, felices... porque todo pájaro tiene que y debe volar.

lunes, enero 5

Reminiscencias


Las niñas católicas se llenan de tules e incienso. En sus bolsos guardan estampas de ángeles dorados y señoritas rubias amamantando a un niñito Dios. En mi bolso, yo solo guardo algunas piedras para protegerme camino a casa por si alguien me dice niña judía de mierda. En mi bolso jamás llevaré las estampas de los ángeles buenos.

De todas las virgencitas, yo me quedaba con la Vírgen María porque se parecía a mi familia. Tenía los ojos azules, era rubia, y dicen que era la madre de un judío, un tal Jesús crucificado por los de su propia sangre. Por eso dicen que los judíos somos malos, porque nos comimos el cuerpo de cristo con sus ojitos azules, así, completito.
Ni los ateos lo perdonan, pero pensándolo bien ¿se le perdona algo a los judíos? ¿Dios nos perdonó cuando nos perdimos en las arenas cercanas al Egipto o la Mesopotamia? ¿Dios nos perdonó cuando nos llevaban descarriados a los hornos de cobalto?


Pienso mucho en Dios y en las noches en que se me figura que tendremos un terremoto o un eclipse lunar; no rezo por él, sólo le digo que esté alerta a tanta calamidad porque si no, quiere decir que no está en todas partes. Si estuviera, las niñitas alemanas no me escupirían y no me dirían perra judía.


M.A.